viernes, 19 de julio de 2013

Sentencia de los sueños


De sepulturas profundas y abismos oscuros, drenan en silencio los sueños frágiles, la realidad se come los pasos dados, e ingrávida la luna cobija miedos.

Serena e inmensa, la llanura del vacío se extiende hasta el infinito dentro de mi cabeza, el peso en mi corazón es desesperante y hasta ominoso; velados los ojos ocultan utopías entre las sábanas de sus párpados, para que el vacío inmenso de la realidad no se los coma, destripe y torture a su paso.

Soñar no es malo, despertar es patético y agobiante; pero necesario. Es necesario despertar para verse a los ojos, aceptar la fragilidad e insignificancia del ser. Destripar el corazón al vacío, con llagas abiertas y enfermas, ver todo eso es necesario, indispensable, irrevocable para no reconciliarnos ni con la vida ni con la muerte. Para cansarnos, olvidarnos, perder toda la esperanza,  vomitar al mundo y extraviarnos... Para volver a soñar.

Los sueños casi nunca se hacen realidad, al menos no por cuenta propia. Los sueños no se hacen realidad en los sueños. Por eso, en ese momento de realidad, de vacío perverso y de cruel vigilia, es preciso levantarse, escupir la bilis acumulada en la boca y hacer un boceto lo más cercano posible, aunque sea absurdo y retorcido, de lo que se ama, de lo que se sueña.

No somos nada, no soy nada, ni siquiera llego a ser un suspiro del universo, abandonado en el infinito desolado, vacuo, serpenteante y correoso. No soy nada y a nadie le importa, a nadie le debe importar. Y eso es suficiente para querer luchar. ¿Es inservible e imposible? Pues sí, es lo más probable, de hecho es casi una ley. Pero no me resigno a perder sin haber peleado.

¿Qué hace una flor para evitar la arremetida de un tanque de guerra? ¿Se aferra a la tierra? ¿Tensiona sus hojas? No lo sé con certeza, pero sé que lo hace, sé que lo intenta.

Soy una frágil flor y el universo es un tanque de guerra inmenso y retorcido.... ¡¿Y qué?!

2 comentarios:

  1. Mientras siga siendo indispensable despertar, espero seguir bebiendo de tus palabras

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  2. Aunque solo seamos un suspiro de nada, nos quedan siempre las palabras y la inmensidad para expresarlas.

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Lenore

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