miércoles, 30 de septiembre de 2009

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Yo nací antes de que mi madre me de a luz, por lo que no aparento mi edad verdad.

Viví treinta y cinco años antes de mi primer cumpleaños, es mas , soy ocho años mayor que mi madre y diez más viejo que mi padre.

Yo aprendí a leer cuando mi madre dijo su primera palabra, yo escribí mi primer poema cuando nació mi padre.

Mi primer recuerdo es la boda de mis abuelos, lo recuerdo bien, pues yo llevé los anillos.

Yo protegía a mi padre de los brabucones del colegio. Cuando me cruzaba con mi madre me miraba como su amor imposible.

El tiempo me comió antes de nacer, el corazón me empezó a fallar antes de que mi madre me alimente.

Mi solitaria vida pre concepción me permitió racionalizar mi estado de razón.

Y después de tantas cosas ya estoy tan cansado, pues nada ha cambiado, yo sigo igual y todo lo demás no.

domingo, 27 de septiembre de 2009

Una hoja a la deriva


Susurran las hojas del Viento, susurran sus sueños muertos...


Entre todas las crujientes alas de los árboles, una pequeña está en silencio, su mirada inclinada al cielo y una media sonrisa que es mas bien un llanto, petrífica una lágrima en sus cansados ojos para siempre; y en silencio se acomodan los miedos en un rezquicio de luz negra, sus recuerdos acompasados y aletargados cruzan monocromos por su mente, no los teme, ni los quiere... tan solo son sus recuerdos desfilando acompasados ante sus ojos.

Busca nada por el suelo, busca nada por el cielo ...

Busca nada en un desierto en el que dos hojas perdidas siguen haciendo lo mismo... Buscan nada y no la encuentran...


Buscan nada, y no se encuentran...

jueves, 17 de septiembre de 2009

vocación de maestro

Incrédulo me pierdo en un mar lleno de brisa; sin darme cuenta me despierto arrullado por el leve canto del viento. Ya dormido me dejo llevar por la dulce estela de los sueños y en el inmenso poder de una magia diferente, encuentro lo que le faltaba a mi alma.

Con el pequeño pretexto de guiar.
Con el pretexto de autodenominarme maestro.
Con el pretexto de hacerme cargo de una aprendiz.
De enseñar lo poco que se, con ese pretexto me dejo llevar por la brisa...

Pero tan solo es eso, un pretexto, un simple pretexto para no despegarme de la felicidad. Con toda mi alma aferrado al sueño de no morir; de ver en las nubes altos perfiles de abejas arquitectas, de hadas y brujos, de plumas y canciones cantadas a capela.
Con largas caminatas (aveces cortas), con sonrisas, humo-viento, fuego y tierra... y aunque lo niegue agua.

Así, el caminante eterno, el brujo solitario que cruzando un bosque se encontró con una hada-vampira que aceptó ser su aprendiz. Y en un largo abrazo el brujo despertó dándose cuenta que el hada se había dormido, en el mismo instante él cierra sus ojos y duerme...

Yo, el Druida, encuentro el despertar en un sueño.
Yo, el Mensajero, encuentro a quien decirle que existo.
Yo, el Maestro, aprendo más de lo que enseño.
Yo, el Dragón, encuentro el tesoro que quiero proteger.
Yo, el Viento, encuentro al Viento.

Y en un susurro, como es mi costumbre, te digo gracias. Gracias por voltear a ver y sonreirme...

miércoles, 9 de septiembre de 2009

tinieblas sin sueños


Sonsonete de colores que no son colores, de grises manchados y oscuros matices negros, ya casi no sobra nada, solo el susurro clandestino del pedazo de alma que agoniza en una esquina; que en total desesperanza grita insatisfecho por lo que le toco vivir.
y ansiosa la parca se lame los dedos, las golondrinas negras se comen el tiempo, y los recuerdos se evaporan en un fino hilo de cruel carnicería de penas.
Las ilusiones se duermen en ojos ajenos, y el sueño se despedaza por manos de damas sin rostro, todas iguales, todas perdidas, todas amadas, todas odiadas, ninguna viva.

ya no cantan las flores, porque en realidad nunca cantaron, ya no late el amor pues nunca lo hizo
ya no lloran los sueños, pues cayeron en un abismo ciego...

y en las fauces del mundo el corazón de la luna, habla en susurros con los ojos del cuervo perdido en la cruel isla vacia

martes, 1 de septiembre de 2009

Las plumas viejas

El ángel un día fue un ángel, la risa mínima se le quiebra, mientras el sudor le recorre la parte superior de los labios. Sus ojos son dos líneas, su corazón está cansado, porque el tiempo y los golpes le magullaron las alas.
Cuenta que luego llegaron las propuestas, pero no hubo forma de que se curen sus alas. El gobierno del cielo lo sacó del país -¿cómo podríamos mantener a un ángel con las alas rotas?- se dijeron para tomar su decisión.
Esto cambió su vida, lo que está escrito en su frente aun puede ser, pero no lo sabe con certeza.
No quiere que lo degraden a humano, -cualquier cosa menos eso- solloza con lágrimas en los ojos el acusado a la pena máxima.
Ahora no sabe que pensar, siempre vivió para su jefe, ahora él lo ha exiliado.

-Mi nombre era… ¿Cuál era?- se pregunta desconsolado – Ahora mi nombre se ha borrado hasta de mi mente; no sé quién soy… es el último síntoma, me estoy convirtiendo en humano-.

Miles de iglesias lo recogieron, pero él no encontró ni rastro de su hogar.

Ahora recuerda entre risas a su madre, puede diferenciar entre el bien y el mal y se esconde con su mujer que lo espera cada noche con el café puesto, con la televisión prendida, con un beso en la mejilla y las plumas viejas de sus alas, tendidas sobre su cama.

Las que dicen guardar secretos

Los pasos incandescentes y tabulados sobre las tablas del piso café claro, marcan el movimiento clarividente y espasmódico de inciertos taps-taps repetidos un millón de veces, se apresuran a veces y luego en sus tronos, dilatadas y apoltronadas se reproducen miles de taps mas en sus manos a toda velocidad; y no se sabe que hacen, tan solo lo hacen, sin detenerce y casi sin pensar, caminan y caminan cortos trechos una y otra vez. En cada segundo las acusan sus pasos cortos de tacos largos y en sus manos inciertos aros se mezclan con colores de uñas brillantes, a veces pulseras casi sin significado, a veces con prisa, a veces sin suerte.
Hablan decadencias de repeticiones infinitas, repeticiones cansadas, iguales y falsas. Repeticiones de nada frente a las negras pantallas

Lenore

lenore

Lenore

Vincent

Jack

Señora mirando por la ventana como dos chicos al encontrarse bailan