Entre lágrimas y risas la dolce vita mira su entremes arruinado y su apetito diluído, mira el inconmesurable y enorme santuario de brea de donde el santo sale del closet y ríe.
¡Santos ridículos, Robin! piensa en voz alta el exorcizador de demonios, se rasca la cabeza pensativo parado frente al podium, a pesar de las innundaciones no sabe como destapar el baño y se mira en el espejo negro, quiere encontrar la bala que la profecía dijo que estaría en su ojo... -y a la final queda el recuerdo- piensa entristecido -si es verdad que estoy muerto, quedan las fotos y algunas frases; recurriré a ellas si me hago falta.
Recurriré a mi tumba para llorar sobre las piedras, pues olvidé a la vida en un cajón y me perdí en el desierto de amapolas...
lunes, 20 de abril de 2009
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