domingo, 17 de octubre de 2010

Un planeta llamado tierra

A lo largo de los siglos (y que digo siglos, millones de eones) un espíritu ha vagado eternamente en diferentes constelaciones y universos, hace solo un poco mas de cinco mil años llego a este sol amarillo, y precisamente a este pedazo de tierra esférica, achatada en los polos y ensanchada en el ecuador, durante toda su larga vida conoció a muchos seres de miles de planetas, conquistadores, pensantes, ingenuos, dominantes, pacíficos y brutales.


Pero ese día extraño en el que llegó a este planeta, se sintió un poco diferente, y no era que las criaturas de este mundo fueran impresionantes (no se idolatren tanto compañeros humanos!) no eran para nada diferentes de muchas otras especies de seres parásitos que encontró en otros planetas, lo que le pareció extraño era que estos seres se creían casi dioses, eran los únicos seres en miles de miles de galaxias a la redonda que en verdad se creían algo así como los elegidos, "los hijos de dios" decían ellos, y además, por si fuera poco, creían que solo en su planeta existía la vida, además tenían el descaro de decir que un supuesto ser supremo los creó a su imagen y semejanza, por lo que además se diferenciaban de sus compañeros de planeta con epítetos impresionantes "nosotros tenemos pies no patas" "solo los animales tienen pelo, nosotros tenemos cabello" y una singular colección de cosas parecidas, inclusive negando la importancia de la vida de los demás seres, "nosotros tenemos alma, los animales no" y por si fuera poco ni siquiera incluían en este epíteto a otras criaturas vivas denominadas plantas, hongos, etc.


El viejo ser vagabundo del universo decidió quedarse un poco para observar  a estas arrogantes criaturas, pero más por algo parecido a un morbo, como diciendo "que carajo es esto" y a pesar de ser una tontería quedarse viendo que hacen estos bichos raros llamados humanos.

Durante ese tiempo escuchó y vio cosas que en verdad le parecieron comiquísimas y a veces espeluznantes, esta arrogancia había hecho de estas criaturas parásitos nada especiales, en unos seres extremadamente inexplicables. Encontró comportamientos dramáticos y casi apocalípticos, en situaciones tan simples como convivir y reproducirse con otro de su especie, perdió la cuenta de tantos suicidios sin razón valedera, encontró unos seres totalmente masoquistas, esquivos, arrogantes, hipócritas y hasta feos.

Su idea de superioridad era tan impresionantemente ilógica que cada raza se creía superior a la otra, y se esclavizaban entre si! pero por si fuera poco, cada uno de ellos se creía superior al resto. Varias veces no pudo soportar la carcajada el caminante del universo al ver estas cosas, que casi se ahoga de la risa unas cuantas veces.

-pobres pequeños- se decía con lástima-ojala que nunca nadie los encuentre-

1 comentario:

  1. Ja! Y todavía nadie nos encuentra... nosotros los humanos habitantes del pequeño punto azul, venimos y vamos en un parpadear... en nuestro diminuto rincón acabando con él cada día... perdidos en la parte más olvidada del universo no conocido...

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Lenore

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