martes, 1 de septiembre de 2009

Las plumas viejas

El ángel un día fue un ángel, la risa mínima se le quiebra, mientras el sudor le recorre la parte superior de los labios. Sus ojos son dos líneas, su corazón está cansado, porque el tiempo y los golpes le magullaron las alas.
Cuenta que luego llegaron las propuestas, pero no hubo forma de que se curen sus alas. El gobierno del cielo lo sacó del país -¿cómo podríamos mantener a un ángel con las alas rotas?- se dijeron para tomar su decisión.
Esto cambió su vida, lo que está escrito en su frente aun puede ser, pero no lo sabe con certeza.
No quiere que lo degraden a humano, -cualquier cosa menos eso- solloza con lágrimas en los ojos el acusado a la pena máxima.
Ahora no sabe que pensar, siempre vivió para su jefe, ahora él lo ha exiliado.

-Mi nombre era… ¿Cuál era?- se pregunta desconsolado – Ahora mi nombre se ha borrado hasta de mi mente; no sé quién soy… es el último síntoma, me estoy convirtiendo en humano-.

Miles de iglesias lo recogieron, pero él no encontró ni rastro de su hogar.

Ahora recuerda entre risas a su madre, puede diferenciar entre el bien y el mal y se esconde con su mujer que lo espera cada noche con el café puesto, con la televisión prendida, con un beso en la mejilla y las plumas viejas de sus alas, tendidas sobre su cama.

2 comentarios:

  1. sniffff!!!! a humano no... las palabras mi compañero, son los látigos que a diario usamos para ejemplificar el dolor corporal, del alma, de la mente y del espíritu, las palabras son como la grasa, el vehículo que introduce lo deliciosamente dañino a la vida misma. mi teoría mi buen maestro alumno y amigo, es que todos nosotros los que vivimos recogiendo un poco, solo un poco de oscuridad, los que movemos nubes, los que jugamos con el viento a mover hojas de árboles viejos y despertarlos, nosotros los que en la espalda ya casi plumas no tenemos, nosotros los "degradados y desgraciados por eso." nosotros en algún punto nos debíamos encontrar para juntos hacer que esta mierda de humanidad sea mas llevadera, pueden rompernos las alas, arrancarnos las plumas, limar nuestros colmillos, cortar nuestras garras, y sin embargo... la esencia persiste

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  2. Yava ke extraño sentirse extraño, yo no nací aki pero si estoy es para entender las kosas, extender las alas y volar nuevamente... todos los llamados lo konseguiremos.

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Lenore

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Vincent

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Señora mirando por la ventana como dos chicos al encontrarse bailan