Sus sueños sin tiempo

Fuerza de roca

Cuerpo de agua

Alma de fuego

Alas de viento

La lluvia sinuosa que por sus cabellos cae, en cascadas incontenibles de sueños diluidos en agua; mira la luna sin levantar la mirada y en un susurro desbarata la voluntad humana. Mujer-Serpiente con sangre de fénix, cuerpo embravecido en flamas de caos.

Ella sin exaltarse abre los ojos después de cerrarlos. Mira millones de cosas que solo ella puede ver, ojos abiertos, miradas descalzas, inmensas mentiras, grandiosas verdades y canciones de aquelarre, susurros de alas abiertas- cortadas al aire.

Su instinto afilado la conduce por caminos que nadie ha cruzado en milenios y en sus manos un destino incomparable se dibuja. Largos no-senderos de un bosque oscuro mimetizado con su estilizado cuerpo, cuerpo sin cuerpo hecho de agua, donde deberían estar sus manos se repliegan olas y en lugar de su columna una inmensa cascada crepita en cada salto. Ojos de agua profundos pozos de agua oscura, boca etérea laguna dulce, riachuelos de magia.

Su alma, su centro, su esencia, envuelta en el cuerpo de agua, su alma de fuego incandescente relampaguea mientras camina, y casi flota sobre el bosque de sombras. Sus alas inmensas, hermosas oscuras y luminosas eternas transparentes, sus alas de viento acarician despacio al murmullo del aire.

Camina en el bosque a paso largo, sin dejar de mirar al frente, seria, serena camina al fondo del bosque, los miedos la observan entre los árboles con creciente envidia e ira, las manos de la dama fénix se encrispan, su seño se frunce, su alma flamígera espanta a los débiles y a su lado fiel susurro de viento espera una palabra, para abrirle paso en su camino, abrir puertas, romper huesos y ser Caos.

Parece que el bosque no terminará nunca, ni un claro, ni un sendero, nada; pero aun asi ella sigue caminando mira al frente y al cielo, mira sus manos y sus miedos. Esgrime a la muerte con una sola mano, sostiene en silencio de guerra su lanza de fuego, su espada de viento, sus flechas de roca, sus sueños sin tiempo.

La guerra se acerca y el caos reina